Se acabó
El traficante de libros ha sufrido un grave caso de muerte:
El traficante de libros ha sufrido un grave caso de muerte:
La mano del teñidor del por aquí ya mencionado W. H. Auden traducido al español en la argentina Adriana Hidalgo Editora. Libro de ensayos y comentarios muy a su estilo, claro, algo irónico, tengo que hacerme con él. Los extractos leídos aquí y aquí me llaman la atención:
En mi soñada Universidad de Poetas, el plan de estudios sería el siguiente:
1-Al menos una lengua antigua adicional, probablemente el griego o el hebreo, y dos idiomas modernos.
2-Aprender de memoria miles de versos de poemas en esos idiomas.
3-La biblioteca no tendría libros de crítica literaria, y el único ejercicio crítico exigido a los estudiantes sería escribir parodias.
4-Todos los alumnos cursarían prosodia, retórica y filología comparada, y tendrían que elegir tres de las siguientes materias: matemáticas, historia natural, geología, meteorología, arqueología, mitología, liturgia y cocina.
5-Cada alumno se ocuparía de criar un animal doméstico y cultivar un jardín o una huerta.
Este centro educativo estaría ubicado sin duda en el paraiso soñado por Auden:
PARAÍSO
Paisaje:
Meseta de piedra caliza, como los Apeninos, más una pequeña región de rocas ígneas con al menos un volcán extinto. Una costa vertiginosa y escarpada.
Clima:
Británico.
Origen étnico de los habitantes:
Muy variado, como en los Estados Unidos, pero con un leve predominio nórdico.
Lenguaje:
De orígenes mixtos, como el inglés, pero con muchas inflexiones.
Pesos y medidas:
Irregulares y complicadas. Ausencia de sistemas decimales.
Religión:
Católica, apostólica y romana, con un tranquilo estilo mediterráneo. Copia de santos locales.
Dimensiones de la capital:
El ideal de Platón, unas 5004 personas.
Forma de gobierno:
Monarquía absoluta, elegida de por vida por la mayoría.
Fuentes de energía natural:
Viento, agua, carbón de turba, hulla. Nada de petróleo.
Actividades económicas:
Minas de plomo y de carbón, plantas químicas, fábricas de papel, crianza de ovejas, agricultura mecanizada, horticultura de invernadero.
Medios de transporte:
Caballos y vehículos tirados por caballos, barcas de canal, globos. Ni automóviles ni aviones.
Arquitectura:
Estatal: barroca. Eclesiástica: románica o bizantina. Doméstica: siglo XVIII inglés o colonial norteamericano.
Muebles y utensilios del hogar: Victorianos, con excepción de las cocinas y los baños, que deben contar con las comodidades más modernas que existan.
Ropa formal:
La indumentaria parisina de 1830 hasta la década de 1840.
Fuentes de información pública:
El chisme. Publicaciones técnicas y especializadas, pero no periódicos.
Monumentos:
Únicamente en memoria de cocineros famosos.
Diversiones públicas:
Procesiones religiosas, bandas militares, ópera, ballet clásico. Ni cine, ni radio, ni televisión.
Terry Pratchett: Fausto Eric
Tras la irregular Soul Music, novela con más baches que logros, aparece en castellano esta pequeña obra (no más de 150 páginas) que concentra lo mejor del ingenio de Pratchett en un espacio reducido, con apenas tres personajes desarrollados, los justos y los necesarios: el invocador fáustico y demonólogo venido a menos que da título al libro; Rincewind, un habitual que pertenece de la plantilla fija del Mundodisco y el Diablo en persona.
Es necesario aclarar que la longitud de esta obra viene dada por el formato de libro ilustrado del original inglés (en la versión española carece de dibujo alguno, casi hasta en la portada), al igual que la todavía inédita The Last Hero. Gracias a ello, su autor deja a un lado la engorrosa tarea de la descripción, ardua a veces tanto para el lector como para el escritor, y pasar a las ideas, apenas dedicando un esfuerzo a la trama que es simple aquí como el mecanismo de un picaporte: Eric invoca al Diablo y en su lugar aparece Rincewind. Pasan algunas cosas; a su vez, el Diablo persigue a Rincewind por intrusismo profesional. Pasan algunas otras cosas. Fin.
Lo que de verdad atrae el interés, siendo el aliño de la simplicidad casi perfecta de esta novela corta, es el espíritu de la parodia, las ideas antes mencionadas. Aquí, el Traficante reconoce haberse hallado en un cruce entre las simples parodias sobre el género de fantasía iniciales de Pratchett, como La Luz Fantástica o El Color de la Magia, y obras complejas y más oscuras (menos "graciosas", más "graves") como Dioses Menores y otras que llegarán algún día traducidas, caso de Night Watch. Desde luego reírse de la cultura clásica como lo hace aquí con los temas de Fausto, La Divina Comedia, o la poesía homérica es un paso más hacia la consagración de Terry como el gran retratista de los tópicos culturales de nuestra época. Pero no se trata sólo eso.
Existe una ironía profunda que se encuentra enterrada en las mismas raíces del Mundodisco, el mundo de Pratchett, que alimenta los ideales de sus historias. Sale a la luz para el lector a través de esos chistes, expresados en forma de paradojas, que actúan como contundentes golpes de ingenio sobre los mismísimos fundamentos de las ideologías de nuestro propio mundo, ya sean religiosas, políticas o sociales. De las primeras hay buenos ejemplos aquí, como cuando se establece que la diferencia que existe entre los demonios y los Dioses del Disco es básicamente la misma que hay entre terroristas y revolucionarios. O cuando se lee que la gente solamente va al infierno si es ahí donde creen en el fondo de su alma que merecen ir. Cosa que no harían si no saben de su existencia. Esto explica por qué es importante disparar a los misioneros en cuanto se les ve.
Con todo, el mayor hallazgo en esta obra es ese infierno al que su supremo líder ha decidido convertir en la empresa administrada de manera moderna y eficiente con la que muchos proletarios de corbata de hoy en día se sentirán irónicamente identificados. Así pues y en definitiva, Eric es el perfecto remedio filosófico para aquellos que sufran de los achaques de la vida diaria y consideren que Jorge Bucay es una vieja meona de prosa cursi. Por lo demás, una muy buena historia.
En China un preso escribió 15 libros en cinco años, en Argentina Jorge Bucay hizo lo mismo pero continúa en libertad.
Tullio Pericoli: Retratos
Está obra en concreto solo puede ser ojeada. Sin prólogo, comentario o anotación ninguna, todo lo que se lee en sus páginas son los nombres de las personas que aprecen retratadas: casi seiscientas figuras del mundillo de la cultura universal de los últimos siglos. Sería más comodo enumerar quienes no están retratados, pero seguro que eso provocaría los celos de alguno.
Dejando de lado cientificos, compositores, cantantes políticos y ese batiburrillo de las llamadas "personalidades" en el que cabe todo el mundo cuyo nombre sea recordado durante más de cien años, aún queda una buena lista de escritores cuyos trazos aparecen en el libro. En algunos casos son dibujos basados en retratos o fotografias más conocidas; en otros existen rasgos caricaturescos, acompañados de detalles que ya son inseparables de cada personaje: Marcel Proust de la mano de su madre, Umberto Eco en hábito de monje ante el scriptorium, el poeta Auden y sus cigarrillos Hemingway en la sabana entre los leones o Robert Louis Stevenson ante un horizonte de mapas e islas. Desde luego, bien puede decirse que aquí están todos los que son.
Bajo el grabado de un arpa griega se encuentra enterrado el poeta John Keats, en un tumba ubicada en el cementerio protestante de Roma, un pedazo de orden ajardinado anglosajón rodeado de ruinas eternas; la pirámide de Cayo Cestio se encuentra bastante cerca de allí. Se trata de un lugar para yacer muy acorde con el espíritu de la época que el mismo autor ayudo a consolidar: lo temprano de su fallecimiento (a los 25 años) y el mótivo (tuberculosis) son otros dos tópicos que ayudan a construir su figura como la del poeta prototípico del Romanticismo inglés al lado de nombres como Shelley y Byron.
"Esta Tumba contiene los restos mortales de un JOVEN POETA INGLÉS, quien en su lecho de muerte, con el corazón lleno de Amargura, a la Pérfidia de sus enemigos dedicó estas palabras para ser grabadas en la lápida."
Here lies One Whose Name is writ in Water
("Aqui yace alguien cuyo nombre está escrito en el agua")
Sólo la frase final es obra del propio Keats. Dos amigos que cuidaron del poeta enfermo hasta el final consideraron que debía ser precedida por un aviso de lo mal que había sio tratado en vida por la crítica y los familiares (más tarde se arrepintieron de añadir sus propias palabras).
Resulta paradójico que la fama del "señor John Keats de metro y medio", como una vez se autodefinió de manera burlona, se perpetúe con una lápida en la que no dejó nombre, fecha ni lugar alguno. Un gesto que no de otra manera puede ser definido sino como perfectamente romántico. El lugar de este autor y el de su obra en la literatura universal es ya indiscutible, así como su influencia: Juan Carlos Mestre le dedica un largo poema con el título de La tumba de Keats. Pero sin duda, a un sector importante de los lectores (como es el caso de El Traficante) le viene a la cabeza el homenaje indisimulado que aparece a lo largo de Hyperion y La Caida de Hyperion, de Dan Simmons, novela en dos partes a veces demasiado sobrevalorada que funciona a golpe de acumulación y refinado de la mayoría de los tópicos de la literatura de ciencia ficción.
Como el libro de Pericoli no está al alcance de todos (o bien, si lo está, uno no cree que contenga todos los autores que busca), se hace necesario, e incluso obligatorio, una visita a las galerias albergadas por el proyecto Digital Medusa. Se trata de una colección peculiar en la que uno halla una serie de retratos de escritores y personajes literarios recreados por diferentes firmas del mundo del cómic. Sirva hoy como ejemplo este impresionante Dashiell Hammett y su "Halcón Maltés", por cortesía de Michael Larkin, el dibujante de Gotham Central o las ajetreos diarios en la comisaria de la ciudad de Batman. Realmente este es el autentico material del que están hechos los sueños.
And ne forhtedon na
("Y jamas con temor")
Éstas palabras corresponden a un verso de La batalla de Maldon, poema histórico-épico que narra la derrota en el siglo X ocurrida a los anglosajones al mando del caudillo Byrhtnoth (o Beorhtnoth segun las fuentes) frente a los invasores vikingos. El texto constituye, junto al poema mítico Beowulf, una de las producciones mas importantes de la literatura inglesa antigua:
Ordenes dio / cabalgando entre ellos
de siempre aguantar / y guardar posición,
y bien sus escudos / mandó sotener
con fuerza en el puño / y jamas con temor.
Cuando ya aquella tropa / formada tuvo,
donde a gusto él estaba / allá desmontó,
con sus propios guerreros / su más fiel gente.
(traducción de Luis y Jesus Lerate, contenida en Beowulf y otros poemas anglosajones)
En lugar de símbolo religioso alguno (nada más que una pequeña cruz de gales en la parte inferior) la lápida muestra bajo el nombre del difunto un grabado circular que muestra en un estilo tosco a siete guerreros marchando en fila con sus armas levantadas. Se trata de la copia de un relieve existente en el monasterio de Lindisfarne que recuerda el saqueo vikingo realizado allí en el siglo VIII. En sus estudios sobre literaturas germánicas medievales el propio Borges escribe:
Una lápida del norte de Inglaterra representa, con torpe ejecución, un grupo de guerreros nortumbrios. Uno blande una espada rota; todos han arrojado sus escudos; su señor ha muerto en la derrota y ellos avanzan para hacerse matar, porque el honor les obliga a acompañarlo".
El reverso de la lápida (sin foto disponible por ahora) contiene otro grabado y otros versos igual de antiguos:
Hann tekr sverthit Gram okk
legger i methal theira bert
("tomó su espada, Gram, y colocó el metal desnudo entre los dos")
Para ampliar información sobre el significado de estas palabras, el sentido que la muerte tenía para el escritor argentino y su amor por una particular versión de la antigüedad mítica, el Traficante recomienda leer un poco más acerca de El último artificio de Borges. De nada."
Juan Eslava Galán: La mula
He aquí al antiheroico cabo Juan Castro, acemilero del ejercito de Franco, "ingeniero de burros", encargado de transportar munición y pertrechos militares a lomos de mula por el frente de batalla de Extremadura-Andalucia. El protagonista de la novela de Eslava Galán es un campesino de derechas, enrolado a la fuerza en el ejército republicano, que deserta y se pasa al otro bando.
La mayor parte de la narración cuenta sus humorísticas aventuras (más bien desventuras) de trinchera en compañía de su inseparable mula encontrada en medio de tierra de nadie y por la que demuestra ser más terco que el propio animal. Su conversión, por una casualidad, en héroe de guerra oficial -es decir, que sale en los periódicos-, culmina con una medalla concedida por el propio Generalísimo patascortas en su capital de Burgos.
Historia sencilla y sin pretensiones que tiene poco que ver con los meandros narrativos y la metaliteratura por la que deriva Soldados de Salamina, ya que no es esa su intención. Aunque es cierto que ambas obras comparten esa idea de fondo de que la tropa de a pie siempre es la que tiene que pringar en todas las ocasiones y en todos los frentes. La novela posee más bien algo de ese costumbrismo típico español, en el que importa la descripción del rancho de sardinas y el cómo se consigue un día de permiso para visitar a la novia en retaguardia, que las causas intelectuales y morales del conflicto bélico.
El Traficante recuerda del mismo escritor En busca del unicornio, un texto trufado en su narración en primera persona de un rico castellano medieval que daba una veracidad al relato que ya quisieran para sí muchas novelas históricas de ahora. Y es que el dominio del habla y de los tipos de discurso en sus obras es la mejor marca de casa del autor.
En La mula la vista puede chapotear en medio del lenguaje cuartelero, lleno de infinitivos, palabras malsonantes e interjecciones, o del habla del moro de las tropas regulares metido a improvisado mercader. Los dientes rechinan con la lectura de los partes de guerra dotados de su habitual prosa castrense y burocrática que se extiende mucho para no decir nada, lo mismo que el barroquismo oficial del periodismo de propaganda de guerra. Pero lo mejor, lo que sorprende aunque desde luego era lo habitual de la época, son esas cartas escritas al novio en el frente con la típica redacción de colegio de monjas, errores de sintaxis incluidos, y un ¡Arriba España! y ¡José Antonio, presente! tras la formula de afecto y la firma. Todo eso contrasta con la sencillez y claridad de los diálogos que el cabo Juan entabla con su mula mientras, como en el cuento de la lechera, proyecta el futuro con la guerra ya acabada y un pedazo de tierra donde poner a arar a la bestia.
Andrés Vesalio: De Humani Corporis Fabrica
Una cortesía del proyecto Turning the pages de la British Library
Hace algunos años, los libros más vendidos escritos por un médico eran los de Pío Baroja, hoy día son los de Robin Cook, ya se ve la evolución del arte. Pero hace algunos siglos Andrés Vesalio (1514-1564) convirtió su manual de anatomía Sobre la estructura del cuerpo humano en un auténtico best seller de la época. Y lo más importante, en un clásico. Este anatomista o físico de origen flamenco que estuvo al servicio del emperador Carlos V sería la mezcla actual de un forense y un patólogo, un especialista en el descubrimiento, descripción y uso de órganos, músculos y otras vísceras que llenan ese saco de piel y pelos que se mira cada mañana al espejo sin reconocerse. En pleno Siglo de los Descubrimientos, la labor del anatomista que levantaba mapas inéditos del cuerpo humano bien podía ser comparada a la de sus contemporáneos cartógrafos del Nuevo Mundo, que iban trazando poco a poco las líneas de costas desconocidas en los portulanos.
Junto a los textos descriptivos, teóricos o simplemente anecdóticos (como la narración de la aventura que le supuso a Vesalio robar un esqueleto) el libro ha pasado a la historia por sus excelente grabados anatómicos, obra de Jan Stephan van Calcar, discípulo de Tiziano. Los dibujos, detallados y naturalistas, muestran a veces figuras humanas completas despellejadas y con el aparato muscular al descubierto, otras veces recubiertas de vasos sanguíneos y otras que son puro hueso. Todas adquieren poses artísticas, como un modelo vivo ante un grupo de estudiantes de Bellas Artes. Algunos actitudes son incluso simbólicas, como ese esqueleto reclinado en una lápida que coloca su mano sobre un cráneo humano al que mira de forma pensativa a través de las cuencas vacías de sus ojos, recordando la mortalidad del hombre.
Las novedad del método de trabajo de Vesalio respecto a los médicos tradicionales, y que le permitió escribir este libro, fue poner las manos en la masa (encefálica). Hasta aquel entonces, el anatomista titulado por alguna universidad era casi un teórico que se mantenía a distancia del objeto de estudio, generalmente un cadáver (con todo lo que el tabú medieval sobre los muertos conllevaba). Mientras, el trabajo sucio de sierra, corta y cose quedaba en manos de tipos tales como barberos, o cirujanos pocos más especializados que un carnicero. De hecho, eran carniceros. Vesalio, dotado del equilibrio entre empirismo y teoría del buen científico moderno examina de primera mano aquello que describe y saca sus conclusiones.
Muchos de sus descubrimientos venían a contrastar o rechazar las teorías del griego Galeno, la máxima autoridad médica durante la Antigüedad y la Edad Media. Por ejemplo, sobre su idea de que el útero tenía forma de cuerno comenta en el libro que ni en sueños Galeno ha examinado de cerca el útero de una mujer, sino acaso el de vacas, cabras y ovejas. Existen en su obra nada más que dos descripciones ilustradas de cuerpos femeninos diseccionados. Vesalio se especializó en anatomía masculina, bien debido a la escasez de cadáveres de mujeres convictas ejecutadas (el patio de la horca era la principal fuente de materia prima) o tal vez al miedo a ser considerado un depravado. Aunque exhaustivo, en su descripción del aparato reproductor femenino Vesalio pasó por alto toda mención de los Tubos de Falopio, que fueron más tarde descritos por su discípulo -¿se adivina quién?- Falopio (1523-1562).
El sentido artístico de estos dibujos se completa, como si se tratase de retratos de personas vivas, con fondos paisajísticos de estilo renacentista. En ellos se muestran escenas campestres y de ruinas, inspiradas posiblemente en los alrededores de Padua, la ciudad italiana sede de la facultad de medicina mas prestigiosa de Europa en la cual desarrolló su labor de enseñanza.
El autor unió el arte con la ciencia de una manera pocas veces alcanzada: es posible que alguien haya oído hablar en la actualidad de un pobre imitador suyo, también médico, que se dedica a hacer exposiciones con cadáveres conservados como estatuas. Pero el interés que despierte esto puede responder más al sentimiento de morbo que a un afán divulgador combinado con un sentido estético. Si alguna vez el Traficante tiene oportunidad de parar ante una exposición de Von Hagens, ampliará el tema. Desde luego, la ambición de Andrés Vesalio parece más sincera, acorde con el espíritu del Renacimiento de un conocimiento total y del paso de unas disciplinas a otras: esperaba que sus imágenes corporales sirvieran, no sólo para médicos y especialista en medicina como también para que los artistas de la pintura, la escultura tuvieran modelos naturales en los que inspirarse. Es más, Miguel Ángel copió las formas de varios torsos descritos en este libro para usarlas en algunas de sus frescos de la Capilla Sixtina.
He aquí un sitio en el que realmente hojear. La British Library ha puesto a disposición del público una docena de libros antiguos y manuscritos de su colección, escaneados y en formato interactivo. El proyecto Turning the pages ("pasar páginas") ofrece entre otras joyas un cuaderno de Leonardo Da Vinci, otro de Jane Austen, y volumenes miniados medievales, arabes, hebreos y budistas que conforman una lista sin parangón. Todos se cargan en muy poco tiempo y ofrecen, además de pasar virtualmente la página, una lupa para observar al detalle imágenes y tipos de letras, textos explicativos y traducciones y un formato de audio. Algunas reseñas de los contenidos, proximamente en esta sección.
Más de Fuld:
James Joyce (muerto en 1941) estuvo escribiendo durante siete años la novela Ulises, dedicandose a continuación a la creación de un mundo propio, que, casi veinte años después, regaló al público. Aquella monstruosidad lingüística llamada Finnegans Wake redujo considerablemente el número de sus lectores, ya que nadie entendió la obra, e incluso los amigos más íntimos de Joyce se negaban a pasar el resto de su vida descifrando aquella novela crípticamente codificada. Joyce murió poco después consciente de haber creado una obra maestra que sólo él podía leer:
"¿Es que nadie la entiende?"
Voi che vivete sicuri
nelle vostre tiepide case,
voi che trovate tornando a sera
il cibo caldo e visi amici:
Considerate se questo è un uomo
che lavora nel fango
che non conosce pace
che lotta per mezzo pane
che muore per un si o per un no.
Considerate se questa è una donna,
senza capelli e senza nome
senza più forza di ricordare
vuoti gli occhi e freddo il grembo
come una rana d'inverno.
Meditate che questo è stato:
vi comando queste parole.
Scolpitele nel vostro cuore
stando in casa andando per via,
coricandovi, alzandovi.
Ripetetele ai vostri figli.
O vi si sfaccia la casa,
la malattia vi impedisca,
i vostri nati torcano il viso da voi.
Los que vivís seguros
En vuestras casas caldeadas
Los que os encontráis, al volver por la tarde,
La comida caliente y los rostros amigos:
Considerad si es un hombre
Quien trabaja en el fango
Quien no conoce la paz
Quien lucha por la mitad de un panecillo
Quien muere por un sí o por un no.
Considerad si es una mujer
Quien no tiene cabellos ni nombre
Ni fuerzas para recordarlo
Vacía la mirada y frío el regazo
Como una rana invernal.
Pensad que esto ha sucedido:
Os encomiendo estas palabras.
Grabadlas en vuestros corazones
Al estar en casa, al ir por la calle,
Al acostaros, al levantaros;
Repetídselas a vuestros hijos.
O que vuestra casa se derrumbe,
La enfermedad os imposibilite,
Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.
Primo Levi
La vida del poeta español Lope de Vega (muerto en 1635) podría servir de modelo para un opulento filme de aventuras, y nadie creería que en toda esa acumulación de complicaciones eróticas y tragedias privadas se hacía una representación más o menos realista de su vida. Según algunos cálculos, Lope de Vega tuvo tiempo aún para escribir, simultaneamente, mil quinientas piezas teatrales, de las cuales se han conservado, en efecto, quinientas, pero también poesía, canciones, relatos mitológicos y novelas. Su productividad es un auténtico enigma, pero explica por qué, en su lecho de muerte, pudo decir:
"a Dante lo encontré siempre aburrido"
Yo recuerdo hablarle a Irvine Welsh de Bukowski, cuando lo entrevisté en Madrid hace un par de años, y que Welsh me decía que sí, que estaba bien Bukowski, pero que siempre estaba contando las mismas historias. Welsh hablaba mucho de "desarrollar nuevos espacios imaginativos" y un montón de cosas más, que sonaban muy bien, sin duda, pero que en realidad no eran otra cosa que verborrea de mercachifle literario. Es increíble lo que llega a largar por la boca un escritor para intentar vender su quincalla. Y lo más gracioso es que toda esa gente termina creyéndose lo que dice. Termina descubriendo América. Yo creo que le vendría muy bien aplicarse el lema que figura en la lápida del viejo Buk: "DON´T TRY" [ni lo intentes]. Esta gente se esfuerza demasiado. Yo mismo me esfuerzo demasiado. Y, desde luego, todos hablamos demasiado.
Roger Wolfe: ¡Que te follen Nostradamus!
De una entrevista realizada por EL PAÍS a Antoine Gallimard, descendiente de editores, editor y presidente de las Ediciones Gallimard, casa con unos cien años de antigüedad en esto del negocio de traficar con libros.
He vendido en Francia dos millones de ejemplares de la quinta entrega pese a que cuesta 28 euros. En Canadá, en Québec, he vendido 270.000. la cuestión es saber si los adolescentes que leen Harry Potter van a leer después otros libros.
El Traficante vuelve otra vez a proposito del bueno de Neal Stephenson. Al amable lector Voronwe le llamó la atención una de las citas extraídas de Snow Crash (la de la religión y las gilipolleces), sobre todo porque le vino muy al pelo en una conversación que mantenía en ese momento. En su labor de contrabando El Traficante trae para su interés y el de cualquier otro una nueva cita de Neal, esta vez procedente de Criptonomicón. UNIX, moral y religión:
Randy no tenía ni la más remota idea de lo que esos dos pensaban de él y de lo que había hecho, pero apreciaba inmediatamente que, en esencia, eso no era importante, porque incluso si creyesen que había hecho algo malvado, ellos al menos tenían una estructura, una especie de manual de procedimiento, para tratar con las transgresiones. Traduciéndolo en términos de administración de sistemas UNIX (la metáfora fundamental de Randy para más o menos todo), los ateos posmodernos y políticamente correctos eran como personas que se hubiesen encontrado de pronto al cargo de un inmenso e insondablemente complejo sistema informatico (a saber, la sociedad) sin documentación ni instrucciones de cualquier tipo, y cuya única forma de hacer que las cosas siguiesen funcionando era inventar e imponer ciertas reglas con una especie de rigor neopuritano, porque se perdían en cuanto tenían que tratar con cualquier desviación de lo que consideraban la norma. Mientras que las personas conectadas a una iglesia eran como administradores de sitema UNIX que, aunque no lo comprendan todo, al menos disponen de documentación, algunos archivos FAQ, How-to y LÉEME, lo que les ofrecía algo de guía sobre qué hacer cuando las cosas empezaban a ir mal. En otras palabras, eran capaces de demostrar adaptabilidad.
El Traficante da fe de que ha conocido a autenticos ateos de moral jesuítica y mañas fariseas. En estos casos, el habito sí hace al monje.
sitting in a dark bedroom with 3 junkies,
female.
brown paper bags filled with trash are
everywhere.
it is one-thirty in the afternoon.
they talk about madhouses,
hospitals.
they are waiting for a fix.
none of them work.
it's relief and foodstamps and
Medi-Cal.
men are usable objects
toward the fix.
it is one-thirty in the afternoon
and outside small plants grow,
their children are still in school.
the females smoke cigarettes
and suck listlessly on beer
and tequila
which I have purchased.
I sit with them.
I wait on my fix:
I am a poetry junkie.
they pulled Ezra through the streets
in a wooden cage.
Blake was sure of God.
Villon was a mugger.
Lorca sucked cock.
T.S. Elliot worked a teller's cage.
most poets are swans,
egrets.
I sit with 3 junkies
at one-thirty in the afternoon.
the smoke pisses upward.
I wait.
death is a nothing jumbo.
one of the females says she likes my yellow shirt.
I believe in a simple violence.
this is
some of it.
sentado en un dormitorio oscuro con 3 yonquis, los hombres son objetos que sirven es la una y media de la tarde estoy sentado con ellas A Ezra lo arrastraron por las calles la mayoría de los poetas son cisnes, estoy sentado con 3 yonkis el humo es una meada ascendente espero. la muerte es el Jumbo de la nada. una de las mujeres dice que le gusta mi camisa amarilla. creo en la violencia natural. aquello era
mujeres.
hay bolsas de papel marrón con basura
por todas partes.
es la una y media de la tarde.
hablan de manicomios,
de hospitales,
están esperando una dosis.
ninguna de ellas trabaja
todo es subsidio, cupones de comida y
Seguridad Social.
para conseguir la dosis.
fuera crecen plantas pequeñas
sus niños están todavía en la escuela.
ellas fuman cigarrillos
y aburridas dan sorbos de cerveza
y tequila que he comprado yo.
espero mi dosis:
soy un yonki de la poesía.
en un jaula de madera
Blake creía en Dios.
Villon fue un ladrón.
Lorca chupaba pollas.
T.S. Elliot trabajaba detrás de una ventanilla,
garzas.
a la una y media de la tarde.
parte de eso.
Fuld Werner, ha publicado un Diccionario de últimas palabras, compendio curioso que recoge todas esas famosas y no tan famosas frases y expresiones proferidas por las celebridades de la historia universal, algunas verificables, otras atribuídas al mito y el chismorreo cultural. Por supuesto también aparecen las de los escritores, esos tipos que se supone tienen la palabra adecuada para describir cada situación, persona y acontecimiento. Aunque muchos supieron dar con las descripciones exactas para otros fallecidos, reales o ficticios, no siempre supieron estar a la altura de la posteridad que les esperaba al pie de la cama micrófono en mano.
Si bien en el futuro aparecerán aquí mismo algunas perlas recogidas por Werner, el Traficante se dedicará primero a otra labor necrófila de importancia: las lapidas e inscripciones funerarias. En cierto modo, un epitafio representa la última línea del último capítulo que pueda escribir un autor y es también un registro de entrada en el Libro de los Muertos, libro esté con el que traficaré a gusto durante una temporada.
El desarrollo de esta sección es posible gracias a Findagrave
Daniel Lozano. Lola Delgado: Tribus urbanas
La anecdota: hojeando en la FNAC el Traficante tropezó con un especimen que ya se creía desaparecido desde que todo el mundo tiene teléfonos móviles mas pequeños que un puño y sabe usarlos: es el hortera vociferante, quien da tanta importancia a la comunicación como para que todos quienes le rodean, no importa dónde y en qué circunstancias, sepan de que coño esta hablando con el tipo al otro lado de la línea.
Y por una vez resulto que era algo interesante. Nuestro hortera le estaba desgranando a su interlocutor una sección entera de un capítulo de uno de esos estudios antropológicos sobre grupos humanos que son clasificados por estéticas y estereotipos. El concepto de "tribu urbana" era algo que se llevaba antaño (allá por los años noventa, o sea en la Prehistoria); igual que el de "Generación X", aquella recua de niños podridos de dinero, hijos de hippies reciclados aún más podridos de dinero, que tenían estudios pero no un trabajo a su medida. In illo tempore, en aquella época teníamos a los punkis, a los góticos, a los pijos, a los bakalas, a los skinheads y poco más. El catálogo humano se ha incrementado en este libro con otras etiquetas de nuevo cuño para consumo de los sesudos analistas de El País de la Tentaciones,: lolailos, indies, cutrefamosos, inmigrantes (que alguien traiga luz y taquígrafos sobre esto) y frikis. El Traficante opina que falta reseñar en el libro la tribu de los tentacioneros. Los que empezaron cuando era una revista fresca y original, siguen enganchados por que va de gratis con El PAÍS, están pegados a todas las tendencias y sufren de grave neurosis cada vez que la moda cambia como un gallo de veleta.
Pero volviendo al hortera del teléfono móvil: aparte de hinchar pecho porque decía conocer al guionista de Siete Vidas que introduce todos los chistes sobre El Señor de los Anillos en la serie, desgranaba línea a línea el capítulo del libro que está dedicado a los frikis y se centraba, lo mejor de lo mejor, en los clanes tolkienianos. Párrafos que se traen aquí para el disfrute del lector y solaz mío, porque según sobre qué, no anda muy desencaminado el texto, no:
Si Tolkien levantara la cabeza...
Tolkien se quedaría de piedra si viera la que se ha montado en torno a su nombre y a su famoso anillo. Hasta El Chojín: uno de los mejores hiphoperos del panorama nacional, rapea sobre sus mágicos poderes: "Yo le robé el anillo a Frodo para venderselo a un moro / era alto, llevaba barbas y un turbante / yo le vendí el anillo a Bin Laden, por eso no pueden encontrarle."
La reproducción exacta, en oro, cuesta más de 500 euros. Muchos jóvenes se atreven a pagar con la suma de los ahorros, cumpleaños, Reyes, Navidad, la abuela, la tía y algún trabajillo de verano. Los fans del escritor no buscan la noche, ni las drogas, ni el alcohol, ni la música moderna... Sus vidas giran en torno a la obra de Tolkien.
Recibo en mi casa un sobre que contiene un CD. Se llama Tolkien Session y lo firman en la carátula Narya, Frodo, Melian, Eglerian y Anelle. Debajo de sus nombres apare una inscripción en élfico, una de las lenguas de Tolkien. Quien sabe cuál será su traducción. Me lo manda Isabel, una joven de diecisiete años que en el último curso sacó dieces en absolutamente todas las asignaturas. Una noche se reunieron a cenar unos amigos en la casa de Ana, una adolescente que estudia élfico por internet. Lejos de colocar las cervezas encima de la mesa y un CD de Rosa en el equipo de música, se metieron a Tolkíen en vena. Comenzaron a recitar sus poemas mientras Ana tocaba a ratos el piano, a ratos el violín. Decidieron grabarlo y meter de fondo otras músicas como la del grupo Saurom Lamderth que, junto a Mago de Oz, Tierra Santa o LaBanda son los estandartes de los seguidores españoles de Tolkien.
Saurom Lamiderth va mas allá que los otros. Llega, nada menos, que hasta la Tierra Media (el escenario donde se desarrollan los mundos de Tolkien) con sus canciones y ese es también el nombre de la gira que realizaron en 2003. Entonces, los gaditanos estrenaban su segundo disco, Sombras del Este, un repaso a la obra del genial autor.
A Isabel no le gusta que la llamen tolkniana o tolkiendili. Ella, como todos sus amigos, se autodenomina fiki, un término que en este caso se aleja del que define, por ejemplo, a tantos personajes de la televisión basura y se acerca más a aquellos que se dedican a «vivir» y coleccionar fantasía. «Mi amiga Ceci es, además, mangaka (así se conoce a los aficionados al cómic manga japones) y cyberpunk. Pero quiere que la llamen friki.» Está claro que si eres friki, los objetos de la fantasía más comercial deben estar colocados en las estanterías de tu casa. Muchos de los frikis de Tolkien llegan a aprender el élfico por internet. Mientras lo consiguen, utilizan palabras como mae govannen o namarië para saludarse.
Estelcon o la Tierra Media en Alicante
¿Cómo y dónde se reúnen los amantes de Tolkien? La STE (Sociedad Tolkien Española) se encarga de convertir los ratos libres de estos frikis en auténticas experiencias extraterrenales que van mucho más allá de ir disfrazado de uno de los personajes a los multitudinarios estrenos de las películas de la saga de El Señor de los Anillos. Como siempre no hay drogas, no hay litronas ni las Ketchup sonando de ruido de fondo. En el Estelcon, la gran concentración, no hay nada de eso. La cita es en un hotel cuyo entorno encaja con los paisajes de la Tierra Media: valles verdes, árboles frondosos (aunque en España, éstos no hablan), buen clima...
El nombre oficial del encuentro es Mereth Aderthad y uno de los más recientes tuvo lugar en la sierra alicantina del Maigmó. El hotel entero lo ocuparon los frikis en la mayor apoteosis tolkiniana que se conoce en España. Viéndoles pasear por las verdes praderas disfrazados de todos los personajes de El Señor de los Anillos cualquiera pensaría que está inmerso en un sueño (si no en una auténtica pesadilla). No en vano, el hotel estaba apartado de la civilización para que nadie se llevara sustos.
Exposiciones, tolkientienda, proyecciones de películas, festival de canciones tolkiendili, lectura de cuentos por la noche, bailes hobbits (los enanos protagonistas de El Señor de los Anillos), juegos de rol en vivo, partidas de cartas, cena de gala, conferencias... El fervor contenido durante todo el año da rienda suelta a las fantasías de gente de todas las edades en esta comunión anual. Muchos estaban demasiado mayores para esos juegos, pero así es la llamada de la Tierra Media.
La STE no se despreocupa jamás de sus socios. Desde que nació en Elche en 1991, se conecta con ellos a través de los llamados smiales o delegaciones locales repartidas a lo largo y ancho de España. Sus distintas comisiones mantienen viva la llama de la obra de Tolkien. La de lenguas está dirigida al estudio y difusión de todas las utilizadas en la Tierra Media y, desde luego, no les fatla trabajo: oestron, la de los elfos del este y del oeste, el quenya, las de Eldarín y Sindarín, la de Adunaic, la lengua negra (en ella están inscritas las palabras del anillo)...
La comisión de los juegos adapta y modifica las reglas para que respeten fielmente la obra de Tolkien, Y también están la de música, geografía y literatura. Así son ellos. No se les escapa una. No dejan nada al azar. Internet, por supuesto, es una de las grandes fuentes de donde beben los fans de El Señor de los Anillos.